Sermones de NAVIDAD

Pbro. Gustavo E. PODESTÁ


Adviento

Nochebuena (noche)
Navidad (aurora)
Navidad (día)
2º Domingo después de Navidad
Sermones del Prólogo al Evangelio de San Juan

2002. Ciclo A

Nochebuena 
(GEP 24/12/02)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:«¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!»

SERMÓN

Hoy la Virgen trae al mundo al Eterno,
y la tierra ofrece una gruta al Inaccesible;
los ángeles y los pastores lo alaban,
y los Magos tras la estrella avanzan, 
pues hoy ha nacido para nosotros,
Niño Pequeño, Dios sempiterno.

Así canta en uno de sus troparios el famoso Romano, el Melode o el cantor. El "Píndaro cristiano", nacido en Emesa de Siria en el siglo VI.

Hoy se cumple para nosotros la plenitud de los tiempos. El eterno designio salvífico de Dios se manifiesta ante los ojos de todos los hombres de buena voluntad.

Hoy, en el profundo silencio de la medianoche, el Verbo eterno del Padre, sin mudar lo que es desde siempre y para siempre, habiendo asumido en su Persona nuestra naturaleza, nace místicamente en nosotros.

Hoy escuchamos la buena-nueva siempre actual: Os anuncio una grande alegría, que es para todo el pueblo; pues hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es el Cristo, el Señor (Lc 2, 10-11).

Hoy, Aquel a quien ningún hombre vio, se acerca a nosotros como Niño pequeño, visible y tangible. Casi podemos oír que nos dice, en las palabras del libro de la Sabiduría: " Yo también como todos soy un hombre mortal, un descendiente del primero que fue formado de la tierra. Mi carne se modeló en el seno de una madre; durante nueve meses en sus sangre tomé consistencia... Yo también, una vez nacido, respiré el aire común, caí en la tierra que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré. Me crié entre pañales y cuidados. Pues no hay rey que de otra suerte venga a la existencia..." O, en el libro de Job, "También yo de arcilla fui plasmado. Nada tienes que temer de mi, no pesará mi mano sobre ti" (Cf. Sab 7, 1.3-4; Job 33, 6.7).

           No festejamos hoy, como por ahí se oye, el "cumpleaños de Jesús". ¡Nada de rídículos " Happy birthday !" En la perpetua actualidad de la liturgia -gracias a la cual somos introducidos misteriosa pero realmente en la eternidad de Dios- hoy nace nuevamente y -como antaño los pastores- hoy somos nosotros invitados a acudir junto al pesebre para adorar a Dios en su darse y mostrarse al mundo.

            En el Cristo, como decía San Atanasio, " Dios se hace hombre para que los hombres puedan devenir Dios ". En el Hijo de María, el Inmenso se abaja hasta nosotros, para que nosotros podamos elevarnos hacia Él. El Eterno se reviste de mortalidad, para que nosotros podamos alcanzar la Vida que no muere. El Inaccesible se hace cercano, el Invisible se muestra, el Infinito se deja contener en el seno de una virgen y, Aquel que todo lo sostiene con su poder, se deja tomar por brazos de una mujer y de un varón, para que todos los hombres de buena voluntad comprendan cuál es la razón por la que hemos sido creados.

Por el misterio de su Encarnación Redentora, el Tres veces Santo crea un espacio sagrado, aquí en la tierra, en el que podemos entrar y llegar a ser santos e inmaculados por el amor . No se trata de hacernos dioses por nuestros propios medios y según nuestras fuerzas, al modo de la antigua tentación del " seréis como dioses ", el pecado por antonomasia: aquel de la búsqueda de la excelencia del hombre sin Dios y por encima de Dios. Todo lo contrario, él nos llama a ser divinizados por su gracia, por el camino de la humilde obediencia y del amor filial al Padre, que nos transforma y eleva.

En estos tiempos de tanta desesperanza y, al mismo tiempo, de tantas quejas e ilusiones exclusivamente humanas en que lo único que parece importarnos es lo que nos sucede de bueno o de malo en el aquende, descubramos en el pequeño bebe divino nuestra vocación de eternidad, alcemos nuestra mirada a lo único que importa, el querer ser santos con hambre de amor divino y de cielo.

 En esta Santa Noche quieran María Santísima, la Madre silenciosa, y San José, el Varón sin palabras, introducirnos en el misterio de la Natividad. Quieran ellos impetrar para nosotros un espíritu de adoración que nos permita contemplar con los ojos clarividentes de la Fe lo que está oculto a las ciegas miradas del mundo, tal como lo estuvo entonces para Herodes y sus cortesanos, y lo ha estado a lo largo de los siglos para todos aquellos que sólo viven la vida de este mundo.

 Guardemos estas palabras en nuestro corazón y llevémoslas a nuestros hogares, a nuestras ocupaciones, a nuestra diaria rutina: "Os anuncio una grande alegría: hoy os ha nacido un Salvador, que es el Cristo, el Señor ". ¡Feliz y Santa Navidad para todos!

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