MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA
Obispo de Málaga y Palencia (1877-1940
)

El 4 de marzo de 1910, ante un grupo de fieles colaboradoras en su actividad apostólica: « Permitidme que, yo, que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías (1) de esos Sagrarios abandonados».

El 4 de enero de 1940 entregó su alma al Señor y fue enterrado en la catedral de Palencia, donde se puede leer el epitafio que él mismo escribió: « Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado! ».

Una consigna para todo un año

“¿Queréis una consigna, un secreto para que ni a vosotros, ni a los que de vosotros dependan les falten en todo el año ni la paz ni el pan? ¡Rezad bien, bien, todos los días, por lo menos, un Padrenuestro!

Y tan bien pronunciado, tan lentamente saboreado y meditado, que echéis en rezarlo ¡cinco minutos!

Haced los comentarios que queráis sobre mi proposición, pero la mantengo firme: En nombre de nuestro Señor Jesucristo hago por todo el año presente un seguro de paz y de pan a todo el que rece cada día un Padrenuestro echando en rezarlo cinco minutos.

¡El Padrenuestro de los cinco minutos! He aquí vuestra consigna de este año, Marías, Discípulos, seminaristas, almas eucarísticas…, para que la practiquéis y la propaguéis…

¡Veréis qué cosechas dan los Padrenuestros bien rezados!”

1 “Junto a la Cruz de Jesús estaban (María) su madre, María , mujer de Cleofás y María Magdalena” (Jn 19, 25).