Escritos parroquiales
Pbro. Gustavo E. PODESTÁ

Número: 7
OCTUBRE, 1995

MADRE ADMIRABLE

Las letanías de la Virgen o letanías lauretanas son una rica lista de alabanzas a María que se rezan tradicionalmente después del Rosario, cuyo mes, Octubre, hemos comenzado.

"Letanía" viene de ' lité ', alabanza, en griego. "Lauretana", de Loreto, Italia, el santuario mariano donde se fijaron estas letanías, allá por el siglo XIV.

Nuestra parroquia saca su advocación precisamente de una de estas invocaciones: "madre admirable".

Curiosamente la imagen unida a la devoción de la Santísima Virgen María como "Madre Admirable", representa apenas a una niña.

Es que la artista que la pintó quiso adrede retratar a la Santísima Virgen como cuando jovencita -según una piadosa tradición- era educada en el templo de Jerusalén.

Allí donde se preparó para la sublime misión de madre de Jesús.

La imagen, ingenua, candorosa, representa aquellos elementos que, en la cultura de la época constituían los ejes de la formación de una mujer: la tarea doméstica, representada por el huso y la cesta de labores; el estudio, figurado por el libro que se abre dentro del cesto; y la oración, sugerida por el ambiente del templo y la actitud silenciosa y meditativa de la Virgen.

Que dicha imagen de niña haya sido denominada "Madre admirable" es fruto de la "casualidad". En una de sus anuales visitas al convento, ubicado en Roma, en Trinità dei Monti, el 20 de Octubre de 1846, el Papa Pío IX, al pasar frente a ella y detenerse a examinarla, conmovido por su ternura y sencillez, exclamó: "¡he aquí una madre admirable!". Y ese es el nombre que le quedó.

Pero la asociación no es forzada ¿quién duda de que la mujer adulta, la madre, no nace de golpe, ni es fruto solo de la maduración biológica; sino hechura de una lenta formación, en la cual ha de jugar prudentemente la guía del educador y la libertad del educando? El adulto, el hombre, varón o mujer, se forma día a día desde su nacimiento, se educa, crece exterior e interiormente. No nace hecho, sino que debe ser formado y formarse, en trabajo y estudio, en reflexión y oración.

Nada se improvisa: ni el médico ni el abogado, ni el varón ni la mujer y, menos aún, el cristiano y la cristiana.

Madre Admirable es la devoción propia de los que, en la Santísima Virgen María, quieren encontrar fuerza e inspiración para crecer, para madurar como cristianos, para emprender tareas de largo alcance, para avanzar hacia la perfección, para progresar en la vida interior, para comprometerse.

En estos tiempos de activismo, de diversión a toda costa, de superficialidad, de tremendas urgencias profesionales y económicas, pero de radical incapacidad para los verdaderos compromisos humanos en la amistad, el matrimonio, la fidelidad, la maternidad, la vida consagrada, allí donde se juega realmente la felicidad o desdicha del hombre y su adultez, Madre Admirable nos ofrece el refugio sereno y alegre de esa interioridad donde se forja el hombre verdadero, el auténticamente libre, el cristiano, el santo.

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