CREACIÓN, METAFÍSICA CRISTIANA Y NUEVA ERA
Pbro. Gustavo E. PODESTÁ

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1. El pensar metafísico

1.2. Las dos Metafísicas

1.2.1. Una de esas dos metafísicas -llamémosla Metafísica 1 - es la que afirma que el Todo, el Ser, es el Universo. En lenguaje antiguo, como hemos dicho, el Cielo Padre como alma y la Tierra Madre como cuerpo. Es decir que solo existe el Cosmos o la materia o la energía que la forma. No habría más ser que éste; el universo sería un gran organismo o conjunto que perfectamente se explica a sí mismo y es independiente, absoluto, único.

Al decir que el universo, la materia es la totalidad de lo existente y que se explica y autoabastece, se está diciendo, en vocabulario occidental, que el universo es Dios. Que el cielo y la tierra son Dios. Porque precisamente Dios es el Absoluto, el independiente, el que no necesita de otro para existir.

Pero esto postula algunas conclusiones inevitables. Por ejemplo: siendo la materia, el cosmos, lo único que existe, tiene que haber existido siempre, ser de alguna manera eterno, porque como de la nada nada sale, de haber habido alguna vez nada, nada tendría que haber hoy. Si hay algo, es porque algo o alguien existieron siempre. Si solo existe el mundo, el universo, el cosmos, la materia, éstos tienen que haber existido siempre.

1.2.2. La otra metafísica -démosle nombre: Metafísica 2 - es la que sostiene que el Universo conocido por nuestra observación, por nuestros telescopios, radares, microscopios ópticos y electrónicos, por nuestros cálculos matemáticos, de ninguna manera parece explicarse por sí mismo. Da más la impresión de ser algo pensado, diseñado, concebido, que algo pensante, consciente, autónomo. Parece más bien ser fruto de una inteligencia que ser él mismo inteligente. Y, porque, como lo muestra la investigación moderna, tiene edad, se gasta, quema energías, se expande, crece y envejece, está muy lejos de tener las características de algo que se autoabastezca, que sea eterno. Por lo tanto, dice esta metafísica, el universo no es el absoluto, no es Dios.

1.2.3. Así pues existen dos grandes opciones metafísicas:

Metafísica primera

o

Metafísica segunda

1.2.4. La primera concepción -la Metafísica 1 - es la de todas las religiones no judías ni cristianas de las cuales nos han llegado y nos llegan documentación y doctrina. Tanto las religiones egipcias como mesopotámicas, indoamericanas, australianas, hindús o chinas. Como también así las grandes filosofías de la antigüedad griega o romana y de la mayor parte de las filosofías modernas o contemporáneas, muy especialmente de las llamadas ateas (4) o materialistas. El Universo es lo único que existe. El universo por lo tanto es Absoluto (5). El universo es Dios.

La segunda -la Metafísica 2 - es la que concibieron los profetas hebreos y nos llega a nosotros a través de la auténtica tradición judeo-cristiana.

Brillantemente, es el pueblo hebreo y, luego, su continuador el cristianismo, quien plasma la doctrina que nos llega a través de la Biblia, de que el mundo, el universo, el cielo y la tierra, no son divinos, sino simplemente cosas, distintas del Absoluto, de Dios. Materia y materiales y seres vivos ecológicamente ordenados al ser humano y de ninguna manera eternos, sino con una historia, con una evolución, con comienzos y nacimientos, y encaminados a un fin, a un término, a un cesar de la historia que a la vez será un abrirse a un objetivo final, a una plenitud, a una culminación.

Esta segunda concepción nos dice, pues, que el universo de ninguna manera es el Absoluto, Dios, sino que es relativo, dependiente. Existe ciertamente el Absoluto, Dios, pero este no es el cosmos, la materia. La materia, el cosmos no son absolutos sino que están ligados, dependen, son relativos al verdaderamente Absoluto.

1.2.5. Esa dependencia, esa relación, esa ligazón que tiene el universo respecto a Dios es lo que en filosofía judeo cristiana se denomina "creación", que no hay que entender como un acto mágico por el cual en los inicios de los tiempos aparecen las cosas o, luego, va haciendo surgir sobre el mundo los diversos seres a la manera como un mago saca un conejo o naipes de su galera, sino como la permanente dependencia y relatividad de ese mundo y universo y seres y acciones respecto a Dios. La creación más que una acción de Dios es una condición permanente de la existencia de las cosas que conocemos y componen nuestro universo y los refieren constantemente a Dios.

Como dice el catecismo del episcopado Francés:

"La creación. Así es como nos gusta llamar a toda esa realidad nacida de la voluntad de Dios, la que somos nosotros y la que nos rodea. Creación, ese término evoca no tanto el instante cero o el capirotazo inicial; ni designa un origen temporal remoto, significa más bien el vínculo actual con el invisible de toda existencia que constituye al mundo en su realidad y en su dinamismo. La criatura existe, dada realmente a sí misma; ella no es Dios, ni un pedazo de lo divino. Pero no existe como un hijo abandonado por su padre. 'Él es el que a todos da la vida y el aliento y todo... Por más que no está lejos de ninguno de nosotros, pues en ,él vivimos, nos movemos y existimos' (Hch 17, 25-28)." (6)

(4) En realidad el llamado ateísmo no es un total ateísmo. Al negar la existencia de un Dios trascendente, distinto al universo, ha de afirmar simultánea y necesariamente que el universo se basta a sí mismo, es el Absoluto, y por lo tanto Dios, aunque no quiera usar esta palabra.

(5) "Absoluto" -que etimológicamente quiere decir "desatado", como "absuelto"- es lo que no depende de nada ni de nadie, ni es relativo a nada o a nadie. Es contrario, pues, a "relativo", a "dependiente".

(6) Obispos de Francia , Il est grand le mystère de la foi , Paris, 1978.

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